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Las cochinillas son pequeños insectos chupadores de savia que se adhieren a las plantas y se alimentan perforando los tejidos vegetales.
Aparecen como pequeñas cúpulas, protuberancias o cubiertas similares a conchas en tallos, hojas o frutos. Muchas permanecen inmóviles una vez asentadas bajo una cubierta protectora cerosa o dura. Utilizan una pieza bucal en forma de pajita para extraer la savia de las plantas. Debido a que suelen esconderse y camuflarse con la superficie de la planta, las infestaciones pueden crecer sin ser detectadas.
Sí, las cochinillas pueden dañar significativamente a las plantas al agotar sus nutrientes y debilitar a su huésped.
Se alimentan insertando sus piezas bucales en los tejidos vegetales y extrayendo la savia, lo que reduce el vigor de la planta, provoca el amarilleamiento o marchitamiento de las hojas y, en caso de infestaciones severas, puede causar la muerte de las ramas o incluso la muerte de la planta. La melaza pegajosa que excretan muchas especies atrae a las hormigas y favorece la aparición de fumagina, que bloquea la luz y reduce aún más la fotosíntesis. Las plantas sometidas a estrés (sequía, suelo pobre, shock por trasplante) son especialmente vulnerables a los daños causados por las cochinillas.
No, las cochinillas no son dañinas para los humanos en el sentido de que no produzcan picaduras ni envenenamiento.
Carecen de la estructura necesaria para picar la piel humana y no se sabe que inyecten toxinas. Su presencia puede ocasionar molestias —superficies pegajosas, moho blanquecino, mayor actividad de hormigas— pero no representan un riesgo directo para la salud humana. Las personas con sensibilidad al moho o alergias podrían necesitar tratar los residuos de moho o melaza resultantes, pero el insecto en sí no es peligroso.
Casi con toda seguridad, no.
No existe evidencia creíble de que las cochinillas piquen o muerdan a los humanos. Sus piezas bucales están adaptadas para alimentarse de fluidos vegetales, no de tejido animal ni humano. Si alguien siente una "picadura", lo más probable es que se deba a otra plaga o a una reacción alérgica al moho o la melaza asociados a la infestación, y no a un ataque directo de la cochinilla.
La gente puede temer a las cochinillas porque su apariencia es críptica pero alarmante (pequeñas protuberancias en las plantas), combinada con superficies pegajosas y rastros de hormigas que sugieren una infestación.
Sin embargo, aunque resulten visualmente desagradables, la principal preocupación debe ser la salud de las plantas, no la seguridad personal. Lo correcto es centrarse en la detección temprana, proteger el vigor de las plantas, mantener ambientes limpios y prevenir la propagación. Preocuparse por las picaduras desvía la atención de las acciones prácticas: monitoreo, higiene de las plantas y control específico.
Inspeccione las plantas regularmente, incluyendo el envés de las hojas, las uniones de las hojas, los tallos y los pecíolos, en busca de protuberancias, residuos pegajosos u hormigas.
Ante los primeros indicios de infestación, actúe con rapidez: elimine las partes más afectadas, mejore la salud de las plantas (reduzca el estrés, asegure una buena iluminación y ventilación) y aplique las medidas de control adecuadas (culturales, físicas, biológicas o químicas) según el entorno. Utilice tratamientos que abarquen las fases vulnerables y realice revisiones de seguimiento entre 7 y 14 días después para detectar la aparición de nuevas larvas. Si bien el riesgo para las personas es mínimo, mantener las superficies limpias y controlar el moho y la melaza son buenas prácticas.
Las cochinillas representan una seria amenaza para la salud de las plantas, pero suponen un riesgo mínimo para los humanos en cuanto a picaduras o intoxicación. Lo fundamental es proteger a las plantas, no a las personas.
¿Las cochinillas pican a los humanos? No, no pican.
¿Pueden las cochinillas dañar a los humanos? No en términos de lesiones directas; solo efectos molestos indirectos.
¿Pueden las cochinillas dañar las plantas? Sí, a través de la alimentación de la savia, la melaza, el moho y el deterioro.
¿En qué deberías centrarte? En la salud de las plantas, el monitoreo, la intervención temprana y el seguimiento oportuno.